Los tolupanes, más conocidos como jicaques o xicaques, son un pueblo que ha vivido aislado desde mediados del siglo XIX. Se encuentra en los municipios de Yorito, El Negrito, Morazán y Olanchito, en el departamento de Yoro, y en los municipios de Orica y Maraleque, pertenecientes a Francisco Morazán, en un área territorial de 100,108.54 hectáreas. Actualmente se calcula en 36 mil habitantes.
Las tribus tolupanes son: Mataderos, Zapotal, Siriano, El Palmar, El Pate, Agua Caliente de Reinada, San Francisco de Locomapa, Anisillos, Las Vegas de Tepemechín, Agua Caliente de Guadarrama, Guajiniquil, La Pintada, La Bolsita, Ojo de Agua, Lagunitas, Candelaria, Pueblo Quemado y Subirana (todas ellas en Yoro); San Juan, La Lima y Montaña de la Flor en Francisco Morazán.
Según los expertos, con su lengua tol, los tolupanes representan uno de los mayores enclaves sureños del tronco ocan, procedente de los pueblos que vivían al sudeste de los Estados Unidos y al norte de México.
A pesar de que la cultura tolupán ha sido afectada históricamente por los ladinos, estos hondureños aún conservan su lengua. En sus orígenes se organizaban en tribus gobernadas por un cacique y un vicecacique, pero actualmente esta función la cumple un consejo directivo. En el año de 1978 se integra una directiva con el nombre de Federación Nacional de Tribus para la Liberación del Indígena Hondureño (Fenatrilh). Esta organización nació para reivindicar los derechos ancestrales y culturales del pueblo tolupán.
Surge posteriormente la federación Fetriny, cuyo nombre cambió a lo que actualmente se conoce como la Federación de Tribus Xicaques de Yoro (Fetrixy). Esta organización indígena cuenta con personería jurídica, también con un reglamento general de tierras y otro para el uso adecuado del bosque.
La principal actividad productiva de este pueblo ancestral es la siembra de maíz con semillas nativas, frijol y café. El maíz lo dedican para el consumo. Los granos no les ajustan para todo el año. Por la situación de clima y suelo tienen preferencia por el cultivo de café. Una fuente de ingreso es la corta de café. El tabaco se cultiva en pequeña escala y hoy en día se encuentran otros cultivos como el banano, caña de azúcar, ayote, ñame, naranja, aguacate, papaya, arroz, sorgo, pataste, chiberro, yuca, camote, malanga, chile, cebolla, repollo y pepino.
La actividad agrícola es practicada por toda la familia; las mujeres y los niños participan en la limpieza del terreno, el cultivo y la cosecha.
Otra fuente de ingreso es la venta de la madera, la cual también es motivo de conflicto entre los tolupanes, por el uso y explotación de las maderas de los bosques. Los dueños de aserraderos, que son mestizos ladinos, han logrado aliarse a ciertos individuos y familias tolupanes con regalías y ofertas con las que vulneran su voluntad e inclinarlos favorablemente para que exploten comercialmente la madera de los bosques.
Este proceso ha conducido a rivalidades interfamiliares, y ha contribuido a debilitar la cohesión interna del pueblo tolupán. Similar situación ocurre con algunos proyectos de explotación minera, que en forma ilegal y sin consulta previa a estas comunidades se desarrollan en estas zonas.
Estudios recientes estiman que más del 80% de los indígenas trabajan como jornaleros en haciendas ubicadas dentro y fuera de las áreas tribales. Además se dedican a la crianza de aves de corral como gallinas, patos, gansos y jolotes. También crían cerdosy en menor escala cuentan con algunas cabezas de ganado. En ciertas comunidades se han emprendido proyectos para la cría de peces.
La actividad complementaria a la producción agrícola es la artesanía de fabricar canastas, la que aporta algunos ingresos. Esta actividad no es permanente y la practican pocas familias, principalmente en tiempo de corte de café.
Existen varios sitios de interés histórico, cultural y arqueológico, que representan un potencial turístico, por ejemplo: Iglesia de San Francisco de Luquigüe, construida en 1776 por los frailes franciscanos, ubicada en el municipio de Yorito (considerada Patrimonio Cultural de la Nación).
El antropólogo hondureño Rony Vásquez, con el financiamiento del Proyecto de Bosques y Productividad Rural (PBPR), realizó la investigación especial “Estudio para el rescate y difusión del idioma tol”, en octubre del 2005, brindando una serie de recomendaciones para apoyar que el lenguaje ancestral de esta etnia hondureña se pueda conservar adecuadamente.
Por : Wildredo Nuila Coto Diario La Tribuna