En la lejanía el azul oscuro de las montañas destaca en el telón celeste que domina las alturas sobre el municipio de Meámbar. De este contraste surge el nombre de uno de los sitios donde la naturaleza esconde sus mayores encantos: El Parque Nacional Cerro Azul Meámbar.Desde el Lago de Yojoa se ve imponente, como un gigantesco guardián de los paisajes, pero para disfrutarlo mejor es necesario internarse en sus laberintos.
Este paraíso hondureño se encuentra entre la Represa Hidroeléctrica Francisco Morazán (El Cajón) y el Lago de Yojoa, abarcando parte de los municipios de Siguatepeque, Meámbar y Taulabé en el departamento de Comayagua y el municipio de Santa Cruz de Yojoa del departamento de Cortés.
Desde el parque hay un paisaje atractivo sobre el lago de Yojoa. Al oeste del parque predomina un bosque latifoliado húmedo y al este es bosque latifoliado seco. Existe también bosque mixto. Bosque de roble y bosque de pino. Muchas especies de flora y fauna de estos ecosistemas están en peligro de extinción por lo que se prohíbe la cacería de todo tipo y utilización de especies maderables vedadas como: El Granadillo, El Hormigo, Cortés, Ceiba Sauce, Zapote, Tuna, San Juan, Caoba y Cedro. Dentro del parque existe abundancia de especies de aves como por el tucán verde, guara roja, quetzal, pajuil y gallina de monte.
El Parque Nacional Cerro Azul Meámbar es muy importante en la producción de agua, ya que las vertientes satisfacen a su paso las necesidades de 18 comunidades y además ayudan en las exigencias de energía eléctrica del país, pues su cuenca suple a la represa de El Cajón.
El manejo y conservación del parque y la zona de amortiguamiento es responsabilidad del proyecto Aldea Global.
Cortesia de : La Prensa