Familia tolupán de Victoria, Yoro. Foto: Nery Tejada / FUNACH / Ayuda en Acción |
El 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que este año alerta sobre la necesidad de mejorar la salud de los pueblos indígenas
Nos acercamos a uno de los pueblos indígenas más antiguos, desconocidos y amenazados de América Latina, los tolupanes de Honduras
Ayuda en Acción trabaja desde 2003 en esta zona de Honduras por superar la vulnerabilidad de las comunidades tolupanes, con indicadores de pobreza, desnutrición y carencia de servicios básicos muy superiores a la media del país
En la Resolución de Naciones Unidas que estableció el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, se afirma que el desarrollo de estas poblaciones contribuiría al adelanto socioeconómico, cultural y ambiental de todos los países del mundo. Pero en algunos casos, como el del pueblo tolupán, el desarrollo de la población es, más que cualquier otra cosa, una cuestión de supervivencia de su identidad colectiva. Con una población total de unas 20.000 personas de etnia tolupán en Honduras -se agrupan en unas 30 tribus, distribuidas en siete municipios, la mayoría en el Departamento de Yoro-, sólo entre el 2 y el 4% (400-800 personas), hablan su lengua originaria, el tol, y mantienen sus costumbres ancestrales. Esto hace que su idioma se considere en riesgo crítico de extinción por la UNESCO en su Atlas de lenguas en peligro.
La muerte de este idioma sería una pérdida irreparable para Honduras, ya que pondría al pueblo de mayor antigüedad de los que habitan actualmente el país, un pueblo anterior al maya y con una historia que algunos antropólogos y lingüistas sitúan en 5.000 años, al borde de la aculturación total.
La mayoría de las personas que conservan su lengua y costumbres habitan en la zona conocida como la Montaña de la Flor, en el Departamento de Francisco Morazán, lugar al que llegaron a mediados del siglo XIX huyendo de los trabajos forzosos a que eran sometidos por el gobernador de Yoro. Según relata Ramón D. Rivas en su “Pueblos indígenas y garífuna de Honduras”, este grupo, originado con tan solo tres parejas, se organiza actualmente en cinco tribus y tienen un pequeño territorio a título de reserva perpetua. Su peculiar historia y las condiciones de vida en las que se encuentran han sido mostradas en documentales como “Los Hijos de Toman”.
Aunque la mayoría de los tolupanes hayan perdido su lengua y buena parte de sus costumbres, continúan manteniendo su sentimiento de pertenencia al grupo, su forma tradicional de asentamiento semipermanente y con viviendas dispersas, y una estructura organizativa tribal. Este es el caso de tribu de Las Vegas de Tepemechín, que habita en el municipio de Victoria, Departamento de Yoro, una zona en la que Ayuda en Acción viene trabajando desde hace más de diez años. Tomás Cruz Murillo es en la actualidad el Presidente del Consejo de la Tribu, el órgano que rige las diferentes comunidades que pertenecen a la tribu. Podría sorprender que a su edad, 28 años, haya conseguido un puesto tan relevante en su comunidad, pero este profesor de educación intercultural se ha ganado el respeto de las diferentes tribus por sus valiosas capacidades.
La mayoría de las personas que conservan su lengua y costumbres habitan en la zona conocida como la Montaña de la Flor, en el Departamento de Francisco Morazán, lugar al que llegaron a mediados del siglo XIX huyendo de los trabajos forzosos a que eran sometidos por el gobernador de Yoro. Según relata Ramón D. Rivas en su “Pueblos indígenas y garífuna de Honduras”, este grupo, originado con tan solo tres parejas, se organiza actualmente en cinco tribus y tienen un pequeño territorio a título de reserva perpetua. Su peculiar historia y las condiciones de vida en las que se encuentran han sido mostradas en documentales como “Los Hijos de Toman”.
Aunque la mayoría de los tolupanes hayan perdido su lengua y buena parte de sus costumbres, continúan manteniendo su sentimiento de pertenencia al grupo, su forma tradicional de asentamiento semipermanente y con viviendas dispersas, y una estructura organizativa tribal. Este es el caso de tribu de Las Vegas de Tepemechín, que habita en el municipio de Victoria, Departamento de Yoro, una zona en la que Ayuda en Acción viene trabajando desde hace más de diez años. Tomás Cruz Murillo es en la actualidad el Presidente del Consejo de la Tribu, el órgano que rige las diferentes comunidades que pertenecen a la tribu. Podría sorprender que a su edad, 28 años, haya conseguido un puesto tan relevante en su comunidad, pero este profesor de educación intercultural se ha ganado el respeto de las diferentes tribus por sus valiosas capacidades.
Su caso es un ejemplo de que vale la pena invertir en la formación de los y las jóvenes. Además él es la única persona de la tribu que habla el tol, y se muestra partidario de que las tribus tolupanes de Yoro reivindiquen no sólo su lengua, también sus costumbres, su cosmovisión y su manera de ver la realidad y el entorno. Una prueba de la apuesta por el rescate de su cultura es el proceso de formación de docentes que se está produciendo en la tribu, para extender el aprendizaje de la lengua tol. Es el caso de Sindy Elvir, una joven maestra de primaria que aprende el idioma y lo comparte con sus alumnos.
Extractos de un articulo publicado en www.eldiario.es