24 de junio de 2010

Una hondureña conquista el mundo del tabaco


Sus puros representan más de 10% del exigente mercado francés."Lo que ha hecho Maya es una proeza. Parece un cuento de hadas"
París,Francia

Cuando la franco-hondureña Maya Selva quiso adentrarse en el mundo esencialmente masculino del tabaco, nadie la tomó en serio.

Ella ahora ríe recordándolo, mientras festeja en París, a lo grande, los 15 años de la marca de puros que creó, y que ha conquistado a Europa."Mi aventura en el tabaco empezó en 1992, en Honduras. Cuando dije que quería meterme en este mundo, todos pensaron que estaba loca", recuerda Maya Selva en una entrevista con la AFP en los jardines del Palais Royal, cerca de las oficinas parisinas de la firma que fundó.

María Pía Selva, su verdadero nombre, creó su primer puro, Flor de Selva, en 1995 cuando tenía sólo 28 años. "Fue ese año que hicimos la primera caja de Flor de Selva", dice la única mujer que se maneja internacionalmente en el mundo masculino del tabaco.

"El primer tabaco que vendí en Francia fue en 1995. Así que fue ese año que todo comenzó oficialmente", agrega Maya Selva, que reunió esta semana, en uno de los clubes más selectos de París, a figuras de la élite empresarial, política y financiera de Francia para celebrar los 15 años de Flor de Selva.

Y hará lo mismo el jueves en Fráncfort, Alemania. Maya Selva Cigars, que reúne tres marcas de puros creados por ella, todos hechos a mano, se convirtió en sólo unos años en el principal exportador a Europa de puros de Honduras, que es el segundo productor mundial de puros, después de la República Dominicana.

Sus puros representan más de 10% del exigente mercado francés."Lo que ha hecho Maya es una proeza. Parece un cuento de hadas. Pero es resultado de mucho trabajo, de una búsqueda constante de calidad, y sobre todo, de su pasión por el tabaco", señaló el lituano Una Liutkhus, que en el exclusivo mundo del tabaco es una figura, una especie de cónsul honorario.

"Es increíble que una mujer haya conquistado este mundo masculino, muy difícil. Además, una latina, una hondureña", exclamó."Pero si soy sólo una pulguita, con una producción de unos 2 millones de puros al año. Mi grupo pesa 40 millones de euros, en cuanto que Imperial Tobacco pesa 400 millones de euros", lanza entre risas Selva. Para esta hija de un ingeniero hondureño y de una francesa, el tabaco parece ser, más que un negocio, una historia llena de emociones, de compromisos, de cariños entrañables.

"Para ella es una historia de amor", afirma su socio Conrado Plasencia, un cubano radicado en Honduras que fue de los primeros que creyó en ella, junto con Andrés Díaz, otro cubano. "Andrés me enseñó todo, fue mi mentor.

Me dijo que el puro era como una mujer, hay que pasarlo acariciando", dijo Selva, que creció en Honduras hasta los 16 años, cuando viajó a Francia para estudiar. Ahgmed Hernandez, otro experto en tabaco, recuerda como si fuera ayer cuando vio por primera vez el joven rostro de Maya Selva, enmarcado por una cabellera leonina. "No la tome muy en serio. Pero su entrega, tan grande, nos impresionó.

Ella nos contagio a todos su pasión". Maya Selva confirma que para ella "el tabaco es una historia romántica, llena de sabores, olores, emociones"."Es un producto artesanal, de degustación, tiene que haber amor, para que consiga provocarte emoción", confiesa Selva, señalando que "cada hoja del tábaco es única, y su calidad depende de la atención que recibe esa hoja. Y para eso, hay que darle atención y cariño al que la trabaja".

"Porque hacer un puro excepcional, cualquier tabaquero te lo hace. Pero hacer más de un millón de puros, ricos, consistentes en términos de calidad, sólo se logra con el cariño que le ponen las personas".

"Y esa es la magia del tabaco: si tu pones gente indiferente, no te sale. Es como la cocina. Desde un principio, tienes que decirle a la gente que trabaja el tabaco que ella vale, que ella existe, que no sólo es capital trabajo, como una máquina. Ellos necesitan respeto, apoyo, cariño". "Para mí, el puro es una propuesta de sabor.

Las características vienen del terruño, del sol, del clima. Yo trabajo en Honduras, a 600 metros de altitud, así que yo trabajo con el tabaco de montaña, no de tierra baja", explica."Yo estoy en los aromas, no en fortaleza, así que yo hago una propuesta de un sabor que se llama Honduras. No es habano porque no estoy en Cuba.
"Y cuando alguien me dice que no lo quieren probar porque no es habano, les digo, denle un chance. Yo no sólo te vendo puros, te vendo sensibilidad, sabores. Te vendo vida", asegura, con los ojos chispeantes de convencimiento.
24.06.10 - Actualizado: 24.06.10 02:17pm - AFP: redaccion@laprensa.hn