7 de octubre de 2011

Tres hermanas y un sueño que alcanzar

Las hermanas RoqueAlma y Jennifer, que actúan como líneas, flanquean a su hermana Karla, la única central del trío de hermanas.
Ellas son el orgullo de doña Alma y don Porfirio y también la cara bonita de la filial de árbitros de La Ceiba. Las hermanas Karla, Alma y Jennifer Roque forman parte de la filial de árbitros, en la que esperan cumplir su gran sueño.

Sabemos que no es fácil destacarse en una profesión tan compleja, pero nos damos cuenta de que trabajando con responsabilidad y aplicando correctamente lo que manda el librito podemos llegar muy lejos”, dice Alma, la más experimentada de las hermanas Roque
A sus 19 años se perfila como una gran promesa del arbitraje nacional, pero sus sueños no se quedan en eso. “Quiero llegar lo más lejos posible y representar a mi filial y a mi país en eventos internacionales. Sueño con verme en grandes estadios y, si Dios quiere, pienso que lo puedo lograr”.Como su hermana menor Jennifer (17) y la mayor, Karla (23), combina su dedicación al deporte con el estudio, como lo piden sus padres. “Ellos nos apoyan en todo. Cuando algo nos sale mal nos alientan a seguir adelante y nos dan ánimo. Son nuestra inspiración porque también aman el deporte. Mi padre y mi madre son muy conocidos porque dirigen y entrenan varios equipos”.Alma empezó hace dos años y ya posee un buen registro de encuentros en diferentes categorías. “He estado en siete juegos en Segunda División, 14 en el especial de Reservas y como 70 en diferentes ligas inferiores”. Alma y Jennifer son árbitros asistentes y Karla se desempeña como árbitro central y asegura que no le tiembla la mayor al hacer que se respete el fair play.

De ninguna manera. Nos nombran para que apliquemos la justicia en los partidos y que nadie violente el reglamento. Es algo difícil, pero cuando uno está seguro de lo que hace, no hay problema. No me tiembla la mano para sancionar una falta o sacarle roja a un jugador que violente el reglamento. Hasta los más pequeñitos de las ligas menores saben que no me guardo las tarjetas”, dice, segura de sí misma.

Jennifer cuenta con menos experiencia porque apenas hace un año se inscribió en la filial, pero siente el arbitraje como una pasión. “Me gusta mucho y cada viernes -día de los nombramientos- estoy pendiente de saber dónde me toca oficiar y estar lista donde me toque”.

Como sus hermanas, trabaja duro en los entrenamientos porque sabe que eso es parte del éxito que esperan alcanzar.
“No fallamos a ninguna práctica y los compañeros varones nos respetan y nos miran de igual a igual. Tenemos un sueño que cumplir y creo que si Dios nos ayuda lo podemos lograr”
Cortesia : laprensahn